martes, 7 de abril de 2015

Corning Museum of Glass


1 Museum Way, Corning NY 14830
Estados Unidos

www.cmog.org

Corning es uno de los grandes fabricantes de cristal. De cristal clásico y del que se utiliza en aplicaciones de las tecnologías más avanzadas. Junto a sus instalaciones industriales, en el estado de Nueva York, ha creado un museo
dedicado al cristal que es, quizás, el más importante del mundo y que acaba de inaugurar una ala dedicada en exclusiva a piezas de diseño y arte contemporáneos.

El cristal, y más aún el moderno, no es un material que suela
ocupar grandes espacios en los museos convencionales ni tampoco en el interés de quienes los visitan. Y sin embargo es un material espléndido cuya ductilidad y capacidad para jugar con la luz ha dado lugar a lo largo de la historia a piezas de una sensibilidad extrema.

El ala nueva del museo Corning expresa esa fuga hacia la perfección y hacia la ligereza que el cristal representa mejor que cualquier otra materia. Los edificios que componen el museo y los que lo acompañan son por sí mismos obras relevantes en la
arquitectura de cristal. Pero el ala nueva no ha apostado por la transparencia sino por la veladura de un blanco impoluto y en un diseño de geometría estricta y mínima que refleja secreta la grandeza de lo sutil.

El interior de esta nueva
ala ha cuidado la iluminación de forma exquisita para crear una atmósfera limpia y transparente donde los matices de luz de las obras expuestas resaltan a la perfección.

Pero un museo tan cuidado no está hecho sólo para
la contemplación. A su lado se levanta una gran estructura para la fabricación de vidrio soplado que permite presenciar el trabajo real que convierte la pasta fundida en piezas terminadas. Y el museo ofrece también a los visitantes la posibilidad
de gozar de la experiencia de fabricar el propio cristal en talleres especialmente preparados para ello.

La visita al Corning Museum of Glass obliga a salir de la ciudad de Nueva York. Ese puede ser un pequeño
inconveniente. El museo se encuentra a cuatro horas y media en coche de la Gran Manzana, en el camino hacia las cataratas del Niágara. Es verdad que está un poco lejos, pero merece la pena llegar hasta él para conocer una colección y unas instalaciones únicas en el mundo.

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